Hemos terminado nuestro camino de Cuaresma, unas semanas en las que hemos invitado a la reflexión a nuestros alumnos, en las que les hemos propuesto un encuentro más personal con Jesús. Llega ahora el momento de estar con Él, de acompañarle en su propio camino hacia la Cruz, en vivir ese mismo camino en nuestra vida: dejar atrás la comodidad, coger nuestro propio ramo y salir a recibir a este Jesús que está siempre presente en nuestra vida. Invitados a ofrecerle lo mejor de nosotros como en Betania, a estar despiertos y vigilantes, a servir a los demás, a no estar ajenos a la realidad, a ayudar a llevar la cruz a quienes lo necesiten, a afrontar las situaciones con serenidad y confianza en la voluntad del Padre. Aceptemos el reto que nos propone Jesús, con la esperanza de una vida eterna junto a Él.